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Re: stupide vs aliéné



Cuando M. Calvet menciona los dobleces del poder que establece el habla del dominado y el dominate me hace recordar la situacisn caribeqa. El inglis en el Caribe hispano ha sido durante el zltimo siglo el habla del poderoso. Baste el ejemplo de Puerto Rico para ilustrar la resistencia y el control a que el seqor Calvet se refiere. Una situacisn multiling|e es siempre un sistema de relaciones complejas que va mas alla de lo estzpido o lo brillante que nadie pueda ser (!dejemos esos maniquemsmos a la tierra de Reagan!). El castellano que yo hablo nace de una situacisn multiling|e en extremo volatil en la corte de Toledo, los traductores judmos de la corte de Alfonso se negaban a vertir textos arabes al latmn y lo hacman al romance vernacular. Si volvemos al caso puertorriqueqo baste notar la sensibilidad de istos ante la "propiedad" de su habla en la isla y su archipiilago ante cualquier comentario al respecto por parte de otros hispanohablantes, y aun asm, la condicisn de estad!
idad o independencia permanece en el limbo del estado libre asociaciado. El habla de la frontera ha sido siempre instancia de juegos de poder y depliegue de prestigio; y en lo que unos ven multiling|ismo otros ven una babel irremediable.
Resulta interesante que la idea de lenguaje que estamos aca manejando es una invencisn moderna que aparece aparejada con la idea de la nacisn y la identidad nacional. Volviendo al castellano, el gran temor de Andris Bello era la posibilidad de una fractura iberoamericana que produjese veinte idiomas distintos. Ello no ha ocurrido, en parte por los esfuerzos de fundacisn de nacisn que personajes como Bello realizaran durante el siglo XIX. En parte tambiin por la revolucisn mediatica del siglo XX. Cuando Claudia Brugman habla de comunidades multiling|es hay un nivel de distincisn que puede refinar aun mas su acotacisn. En el caso iberoamericano (como corolario de la revolucisn mercantil) los estratos sociales mas elevados son multiling|es, en inglis, francis o aleman. Las conexiones internacionales de estas clases requieren de su habilidad de trabajar en una o varias de estas lenguas. Al otro extremo, y no de un modo uniforme, hallamos las regiones de encuentro entre el castella!
no y las lenguas indmgenas que dan lugar a diversos grados de competencia y poliglotismo. La regisn andina y el Paraguay ilustran esta situacisn.

Desde dsnde nos planteamos la cuestisn del multiling|ismo es de gran importancia en una discusisn como ista. Como hispanoamericano I have vested interests in seing a multilingual society develop in the U.S. as long as its "multi" includes Spanish, but I recognize in myself very little interest in fostering the penetration of English in my country. Perhaps I harbor the romantic view of a pure language that has to be protected. Lo afectivo gana aca un papel protagsnico en la necesidad de entender la estupidez o brillo de una o muchas hablas.

Jacinto Fombona Iribarren
siroco@hotbot.com


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